martes, 14 de enero de 2014

PROLOGO


PROLOGO:

La vida misma nos da sabiduría y se logra con todas las experiencias que vivimos, siendo así, las personas que son privilegiadas en vivir muchos años y mantienen la lucidez mental, son muy sabios, por todo lo que han vivido, lo acumulado, lo experimentado.

Cada persona en las condiciones que le ha tocado vivir desarrolla experiencia y es sorprendente la habilidad y capacidad humana, por ejemplo: Las niñas y niños necesitados desarrollan más temprano las habilidades que aquellos que lo tienen todo.

La Iglesia Luterana Salvadoreña recibió en los años 80 el llamado de Dios, atendiendo a las familias sufridas víctimas de la guerra civil en El Salvador.  Eran familias campesinas, trabajadoras, honradas, con una pobreza digna; es decir, lograban obtener lo necesario para la vida, en comer, vestir, todo lo básico de las necesidades en sus ranchos y algunos en sus casas grandes.

Eran relativamente felices, pero tenían la preocupación que en el país reinaba la injusticia y los pobres no tenían esperanzas para cambiar sus vidas y vivir mejor.

Por un futuro mejor y a causa de la injusticia explotadora y opresora, se organizaron en los grupos revolucionarios y se lanzaron a la lucha.  Tenían que abandonar sus casas para proteger sus vidas. Otros habían sido masacrados, familias enteras habían sido asesinadas, los ancianos, los niños y las madres huían por los montes, soportando hambre, sed y falta de todo, ellos oraban, clamaban a Dios y el clamor llego a la iglesia, la Iglesia Luterana Salvadoreña.

El pastor junto con hermanos y hermanas, en la Iglesia respondieron a Dios, diciendo “Eme aquí Señor” y todos dijimos, “HEMOS ESCUCHADO EL CLAMOR DE MI PUEBLO”. Y así comenzó una historia de “Fe y Esperanza”.

Damos testimonio del amor de Dios. Dios nos entregó todo lo necesario, hasta un espíritu de valentía, sabiduría, de mucho amor y de solidaridad, se fundó un hogar que se llamó al igual que la experiencia vivida y sentida “FE Y ESPERANZA”.

Una comunidad similar a las comunidades del cristianismo primitivo, todas las cosas se tenían en común, fue un hogar con los problemas normales de los humanos, pero allí vibró en especial la gracia de Dios, porque resplandecía una gran fe y una esperanza para el futuro.

Ahora los frutos están muy vivos, hay una generación de infantes de ese hogar, que ahora convertidos en adultos, no quieren que aquellos testimonios y toda esa historia de fe, vida y esperanza, se pierda.

Esos testimonios son valiosos, son necesarios para las mismas familias que vivieron allí, para la organización Farabundo Martí para la Liberación Nacional, para el pueblo salvadoreño y sobre todo para la iglesia.

Medardo E. Gómez
Obispo - Iglesia Luterana Salvadoreña


RESEÑA






Este es un libro que narra pequeñas y grandes historias, de valentía y coraje, que merecen ser leídas tanto por respeto a quienes las vivieron, como por nosotros mismos. La historia y a la responsabilidad de enseñarle a las nuevas generaciones lo que nunca más debemos de repetir. La avaricia, la maldad, la guerra con todas sus consecuencias.

Más allá de las ideologías la fe y esperanza nos enseña a que el bien siempre triunfa sobre el mal y las personas buenas de estas historias son protagonistas de las épicas que nunca debemos olvidar, porque no podemos darnos el lujo de obviar el pasado, sin rencores y resentimientos. Tenemos que condenar por una parte a los sicarios de la paz, y por otra, reconocer a los héroes/heroínas de la de reconciliación y el futuro.


La Iglesia Luterana hizo de la evangelización la acción de solidaridad y humanismo, dando a  entender que Dios es justo en la práctica y en la teoría, por eso la dignidad de las personas es el principal soporte de la palabra de Dios.